Un medio muy importante, y poco conocido, para la difusión y aceptación del modernismo internacional en los ambientes profesionales de la arquitectura madrileña, así como para su mejor conocimiento a nivel popular, fue el de las construcciones provisionales;1 es decir, aquellas edificaciones de carácter no permanente que se levantaban con motivo de las exposiciones de artes e industrias o servían para albergar diversas salas de diversión y espectáculo, tales como patinaderos, tómbolas, circos, teatros ambulantes y, sobre todo, cinematógrafos.Obviamente, estos edificios compartían con la arquitectura industrial y comercial un interés por el modernismo basado principalmente en lo atractivo de su imagen y en la aplicación de sistemas constructivos modernos; es decir, en sus virtudes como reclamo publicitario y en su posible funcionalidad, pero fue sólo la condición efímera la que posibilitó la adopción de fórmulas modernistas que no encontramos en ninguna otra...