Las proteínas son una parte esencial de las células y por tanto de la materia viva. De ellas dependen las diferencias que observamos entre los seres vivos, desde las bacterias a los seres humanos, pasando por los animales vertebrados y las plantas. Durante el siglo XX se descubrió que la función de las proteínas está vinculada a su estructura tridimensional (secuencia de aminoácidos → estructura 3D → función), es decir, la estructura es un requisito indispensable para que una proteína realice una función. Las proteínas deben adoptar una forma rígida para desempeñar tareas tales como la unión a determinadas moléculas diana, la actividad catalítica o la actividad enzimática. Como suele ocurrir en la ciencia, también en este campo durante el siglo XX se observaron fenómenos que no encajaban con el paradigma dominante. En general, los científicos en estos casos obvian lo que no encaja y se concentran en los objetivos de sus proyectos de investigación. Normalmente...