Introducción DESDE su salida de España en 1529, Carlos V hizo un recorrido en arco por Italia, Alemania y los Países Bajos, siguiendo a su regreso, cuatro años después, el mismo itinerario en sentido inverso. En este período, el corazón del Imperio se hallaba en Centroeuropa. A partir de 1533, sin embargo, se produce un desplazamiento de los problemas y los intereses fundamentales hacia el Mediterráneo occidental, donde parecía inevitable un nuevo enfrentamiento con Francia y donde la alianza de turcos y berberiscos exponía a las costas italianas y españolas a mayores peligros que los sufridos hasta entonces. Es en ese sentido en el que cuestiones como el avance en la conquista y colonización del Nuevo Mundo, la situación de países como Inglaterra y Dinamarca, las relaciones del Imperio Otomano con Occidente o la política matrimonial de las dinastías europeas, aparecen como periféricas; ya que, aún siendo importantes, nunca ocuparon el centro del Imperio de Carlos V.