Funciones principales La más relevante es el almacenamiento de agua, ya que permite acumular agua en épocas de abundancia (lluvias, deshielo, captación de pozos o ríos) para utilizarla en períodos de escasez o alta demanda, como durante el riego agrícola en verano. También la regulación del suministro, esto es, facilita la gestión eficiente del agua, asegurando una disponibilidad constante para cultivos, ganado o incluso para abastecimiento doméstico en zonas rurales. Y el aprovechamiento de recursos hídricos: permite captar agua de diferentes fuentes (lluvia, pozos, canales, ríos) y almacenarla para usos posteriores.