Biología Desde el punto de vista biológico, la tercera edad se caracteriza por un conjunto de cambios fisiológicos progresivos e irreversibles que afectan a todos los sistemas del organismo. Estos cambios incluyen la disminución de la capacidad regenerativa celular, la pérdida de masa muscular (sarcopenia), la reducción de la densidad ósea (osteoporosis), el declive cognitivo asociado a la neurodegeneración y un mayor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o cardiopatías. Sin embargo, la velocidad y gravedad de estos procesos varían significativamente entre individuos debido a factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, lo que desmonta la idea de que la vejez sea una experiencia homogénea. La gerontología ha demostrado que, aunque el envejecimiento es universal, su manifestación concreta está mediada por hábitos como la alimentación, el ejercicio físico y la actividad mental, lo que ha llevado a distinguir entre un envejecimiento patológico (asociado a enfermedades y discapacidad) y un envejecimiento saludable (con preservación de la autonomía y calidad de vida).